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miércoles, 9 de febrero de 2011

"UNA AUTOBROMA DE JOSÉ CARLOS, PARA QUE RÍA PATRICIA PIMENTEL". NUESTRA AVENTURA EN UROLOGIA.

Dra. que me vio apto.
Esta vez José Carlos quiere confesarles una preocupación. Una pausa para comentarles mis aventuras en el Hospital Sabogal del Callao. Gracias a Dios, a mi médico y al apoyo de mi familia y amigos, creo que voy superando mi mal. Lo que me preocupa es que en Enero de 2008, cuando fuimos sometidos a descartes de enfermedades, el Dr. Martín Mondragón me hizo la prueba táctil de próstata y esta resultó mi primera ingrata experiencia a pesar de arrojar negativo. ¿Es entendible, no?.. Luego, vendría la operación de cáncer al colon y los pasos lentos de mi recuperación.

Sucedió la "quimio" y demás tratamientos a cargo de mi oncóloga la Dra. Patricia Pimentel Álvarez. Todo esto muy bien. Transcurrido medio año y como tenía atravesado un cálculo en la vejiga fui recomendado a Urología. Allí volvímos a ser sometidos nuevamente al examen táctil y esta vez por el Dr. Campos. Por supuesto que nos recomendó Mondragón, gran amigo y galeno. El médico Campos ordenó exámenes cuyos resultados duraron 3 meses de engorrosos trámites. ¡Hay, querido Hospital Sabogal del Callao! Terminadas dichas pruebas retorné al consultorio y me di con la ingrata sorpresa de hallarlo en vacaciones.

Recurrí a otro galeno porque quería salir de esta nueva experiencia y me tocó conocer al Dr. Juan Mamani, según muchos, el mejor "cuchillo" del Sabogal. Bueno, me dije, mientras más pronto sea, mejor. Les diré que el Dr. Campos había obviado algunos exámenes por mi anterior operación al colon y que consideraba innecesarias. Ya ante el Dr. Mamani, a quien me datearon le dicen "manotas", examinó mi historia y al notar la falta de los exámenes obviados por su colega el Dr. Campos, sin más contemplaciones ordenó los que faltaban. "Yo soy Mamani" me dijo y como este galeno no confiaba en nadie, fui sometido por tercera vez a la escabrosa prueba del tacto.

Médico urólogo.
No tienen idea mis queridos lectores de cómo se ha deteriorado mi personalidad. Además, otra vez la espera, citas y demás trámites engorrosos. Pasaron dos meses y con casi todo mi expediente completo volví a Urología y esta vez al consultorio de una agradable doctora que finalmente me declaró apto para la operación. Me envió al módulo de atenciones para que me dieran cita con el programador y comenzó el otro calvario. Al residente de apellido Acuña, encargado de las programaciones que quiso jugar con mi tiempo ¡casi lo "acuño"! Pasé uno de los peores momentos en el Hospital Sabogal con este supuesto médico cretino.

Hasta aquí llegué. Perdí la paciencia y abandoné todo. Hoy 5 de Diciembre de 2009 le prometí este comentario a mi médico tratante y amiga, Dra. Patricia Pimentel Álvarez. Ella está muy preocupada. Opina que debo comenzar todo, pero todo de nuevo. Y ustedes mis queridos lectores, con toda la triste esperiencia pasada ¿qué opinan?... A mi, la verdad, me aterroriza volver a manos del prestigiado Dr. Mamani. Aunque tratándose de la salud, hay que resignarse a todo. Me pregunto: ¿Y Acuña? ¿Continuará "meciendo" a los viejitos prostáticos? ¿Tendré que volverlo a ver? ¡Noooooooo!

Bueno, la vida hay que tomarla con soda. Conservar el buen humor es lo más importante. La verdadera curación está en el espíritu y en confiar con la mejor buena voluntad en Dios. Gracias por haberme permitido esta charada. A los buenos médicos del Sabogal mi agradecimiento y disculpas por la exageración. Lo hice para que la Dra, Patricia Pimentel, mi oncóloga, ría un poco y sepa que tengo este blog para recordar a mis congéneres que debemos cuidar nuestra salud. No tengo ninguna esperanza, porque la experiencia indica todo lo contrario. Es nuestro pronóstico y ojalá nos equivoquemos. Gracias.

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